Un innovador estudio llevado a cabo por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha arrojado luz sobre cómo el consumo de polifenoles en la dieta puede estar vinculado a una reducción en la incidencia de enfermedades crónico-degenerativas. Los polifenoles, un grupo de compuestos presentes en alimentos y bebidas de origen vegetal, han demostrado su potencial para modular la actividad eléctrica de las neuronas de manera directa, según la investigación publicada en la revista Cerebral Cortex. Este hallazgo ha sido liderado por equipos del Instituto Cajal (IC-CSIC) y el Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL-CSIC-UAM).
El impacto beneficioso de los polifenoles, entre ellos el ácido protocatéquico, ha sido confirmado mediante investigaciones en laboratorio. Estos compuestos muestran propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antitumorales e inmunorreguladoras, además de revelarse como neuroprotectores. Hasta ahora, se creía que sus efectos se debían a la regulación del suministro sanguíneo y de nutrientes o a su acción directa sobre las células neurales y sus procesos metabólicos.
Lo que hace que esta investigación sea verdaderamente revolucionaria es la revelación de que los polifenoles, específicamente el ácido protocatéquico, pueden reducir la capacidad de respuesta eléctrica de las neuronas, lo que resulta en una disminución de la actividad neuronal. El investigador Óscar Herreras del IC-CSIC señala que este descubrimiento abre nuevas perspectivas para entender y potencialmente tratar enfermedades neurodegenerativas, ya que la disminución de la actividad eléctrica neuronal conlleva una menor producción de radicales libres y agentes proinflamatorios, lo que a su vez tiene un efecto neuroprotector.
A pesar de estos emocionantes avances, los científicos admiten que aún queda un camino por recorrer. Quedan preguntas pendientes sobre cómo los polifenoles penetran en el cerebro y si es posible dirigir su acción protectora hacia áreas específicas que requieren atención. No obstante, este estudio está destinado a impulsar investigaciones más profundas sobre cómo los componentes de la dieta pueden afectar directamente a la actividad eléctrica cerebral, una cuestión esencial para comprender la activación molecular y génica de las neuronas, así como los comportamientos y sus disfunciones asociadas.
Este emocionante descubrimiento promete no solo avanzar en la comprensión de las complejidades del cerebro humano, sino también abrir un camino potencial hacia nuevas formas de tratamiento y prevención de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, el párkinson y los accidentes cerebrovasculares. La búsqueda de una mejor salud cerebral y la lucha contra estas afecciones debilitantes han recibido un nuevo impulso gracias a este trabajo innovador del CSIC.
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