Un alto porcentaje de los pacientes que visitan la consulta de oftalmología se sienten afectados por síntomas de sequedad ocular, los cuales pueden llegar a ser tan severos que llevan a una reducción significativa en la calidad de vida.
El síndrome de ojo seco es una enfermedad multifactorial que se caracteriza por una pérdida del equilibrio de la película lagrimal, donde el daño y la inflamación de la superficie ocular, junto a una gran diversidad de molestias oculares van a formar parte del círculo vicioso de este cuadro clínico. Afortunadamente, los estudios sobre este campo de la oftalmología son cada vez más amplios y hoy en día se cuenta con tratamientos muy avanzados para su manejo.
Dentro de sus síntomas, se puede destacar: sensación de cuerpo extraño o arenilla, lagrimeo, enrojecimiento ocular, sensación de cansancio y pesadez, ardor, visión borrosa fluctuante, dolor, entre otros.
Según la doctora Priscila Cedano Santana, especialista en Cirugía Refractiva y de Cataratas, y Sequedad Ocular del Instituto Espaillat Cabral, como su definición indica, las causas del síndrome de ojo seco son múltiples, y dentro de ellas se pueden destacar factores como la edad, el sexo, la raza, la coexistencia de enfermedades oculares y enfermedades sistémicas, así como el uso de ciertas medicaciones a nivel ocular y tratamientos para el manejo de condiciones sistémicas.
La especialista agregó que existen diferentes clasificaciones para el ojo seco, ya que la película lagrimal no solo debe ser suficiente, sino que también debe estar compuesta de tres capas (acuosa, mucinosa y lipídica) para asegurar que la misma pueda cumplir con sus diversas funciones en el ojo; si cualquiera de estos componentes se encuentra alterado, entonces tendremos una pérdida de ese importante equilibrio de la lágrima. Su clasificación también dependerá del grado de severidad de los signos y síntomas de cada paciente y estos son valorados durante la consulta de oftalmología.
Opciones de Tratamiento
Las opciones de tratamiento dependerán del diagnóstico y la clasificación realizada previamente para conocer los diferentes niveles de severidad, pueden ir desde el uso de gotas lubricantes de diferentes composiciones, uso de gotas antiinflamatorias, uso de fármacos para estimular la producción lagrimal, preparados biológicos de la sangre, terapia con luz pulsada intensa, exfoliación del borde palpebral, entre otros.
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