Investigadores de la Universidad Estatal de Washington (Escuela Allen) y de la Universidad del Vale de Guatemala (UVG) han encontrado indicadores claros de cómo la interacción entre una mala higiene y el uso de antibióticos contribuyen a la colonización de bacterias resistentes en humanos, un problema que origina cientos de miles de muertes al año. El trabajo se publicó en la revista ‘Scientific Reports’.
«Junto con la administración de antibióticos, estos nuevos hallazgos respaldan la necesidad crítica de mejorar el saneamiento y la higiene como intervención para frenar la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos», señala el coautor Mark Caudell, coordinador de AMR, la Organización para la Agricultura y la Alimentación de la Naciones Unidas. «Un saneamiento deficiente tiene un efecto fundamental en la resistencia a los antimicrobianos, por lo que invertir en una mejor infraestructura ayudará a reducir la incidencia de infecciones resistentes», insiste.
Este trabajo es parte de un programa de investigación más amplio que busca comprender cómo los patrones predominantes de uso y regulación de los antibióticos, el acceso a servicios de salud humana y animal y el saneamiento impactan en los patrones de resistencia a antibióticos en países de ingresos altos y bajos.
Al encuestar hogares en comunidades guatemaltecas rurales y urbanas, los investigadores examinaron cómo la distribución de la bacteria ‘Escherichia coli’ resistente a antibióticos se relacionaba con la densidad de población, el acceso a terapias con antibióticos, indicadores de saneamiento e higiene como el acceso a agua potable y la prevalencia de la defecación al aire libre o la preparación de alimentos.
Los resultados confirmaron que la resistencia a antimicrobianos se asoció a una mayor frecuencia de uso de antibióticos, niveles deficientes de higiene en el hogar, consumo de leche y episodios de diarrea, según la información de la Universidad Estatal de Washington recogida por DiCYT.
«Una mejor administración de los antibióticos, incluido el control del acceso no regulado a los antibióticos, es fundamental para reducir la prevalencia de bacterias resistentes, pero ello por sí solo no tendrá un impacto exitoso reducir la resistencia si la higiene se ve comprometida», afirmó Brooke Ramay, investigadora de la Universidad Estatal de Washington y de la UVG.
Fuente: DICYT
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