MADRID. – Fumar y beber alcohol, juntos, potencian un 500% la posibilidad de un cáncer de cabeza y cuello; pero no se queda ahí este dato mayúsculo: los tratamientos para detener el avance tumoral en la cavidad oral (cirugía, radioterapia y quimioterapia) deterioran gravemente las encías, los dientes, con caries o pérdidas dentarias, y el hueso mandibular, con necrosis (ORN).
Un cáncer de cavidad oral se puede localizar en la zona labial; en el paladar duro, sin llegar hasta la campanilla; en el suelo de la boca, por debajo de la lengua; en los dos tercios anteriores a la lengua; y en todas las encías, hasta llegar a la zona de las amígdalas… y en la mayoría de los casos, por desgracia, se detectan en estadios avanzados.
“Nos aparecerán llagas o nódulos en las zonas señaladas, o tendremos dificultades para hablar o para mover la lengua o tragar”, apunta la doctora Lara iglesias, médico oncóloga del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.
“Si observamos estos síntomas -señala-, la mayoría de las veces nos estaríamos enfrentando a procesos benignos sin importancia; pero si transcurren siete o diez días, y estas heridas no remiten, convendría que nos viera un otorrinolaringólogo o una cirujana maxilofacial”.
Cabe recordar que los pacientes de cáncer de cabeza y cuello en estadios 1 y 2, es decir, cuando las lesiones son muy pequeñas, tienen una tasa de curación del 80% o 90%, por lo que es imprescindible acudir al médico cuanto antes al percibir algún señal de alarma.
Si el diagnóstico final es un cáncer en la boca, y dependiendo del tamaño de la tumoración y su diseminación, se efectuará, primero, un tratamiento quirúrgico “para quitar las partes blandas o duras afectadas por las neoplasias, recubrir con piel sana donde sea posible, cerrar las heridas abiertas tras la cirugía, dejando cicatrices, o implantar porciones de hueso de otras estructuras corporales en la mandíbula”, apunta la especialista.
La radioterapia no se queda atrás y ocasionará, antes o después, “más fibrosis -atrofia epitelial, acompañada de dureza- pérdidas en la cantidad y la calidad de la saliva (sequedad bucal o xerostomía); una situación determinante para debilitar las encías que aumentará, de paso, el número de caries en las piezas dentales”.
La “quimio”, siempre sistémica, llegará a la boca “aportando mucositis -inflamación de los tejidos- y, a largo plazo, una menor vitalidad de las encías”.
Para colmo, no se podrán obviar las náuseas, los vómitos, la anemia -disminución de glóbulos rojos-, la trombopenia -disminución alarmante de plaquetas-, las alteraciones en la piel o las diarreas.
Un paciente informado y tratado previamente afronta en mejores condiciones los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos a corto, medio y largo plazo; pero también es fundamental que prolonguen todas las medidas higiénicas.
Estos son algunos consejos prácticos para mantener la salud bucal:
1.- Descartar los azúcares, los alimentos pegajosos y los que contengan ácidos.
2.- Beber y enjuagarse la boca con frecuencia.
3.- Eliminar y evitar la formación de placa bacteriana.
4.- Limpiar los restos de alimentos de los dientes.
5.- Estimular el tejido gingival.
6.- Aportar fluoruros mediante pasta dentífrica.
7.- Cepillarse los dientes después de cada comida, sobre todo antes de dormir.
8.- Ser meticuloso en el cepillado durante tres o cuatro minutos: seguir un orden dentario y no olvidar encías y lengua.
9.- Usar cepillos de dientes con mango recto, cabeza pequeña y cerdas suaves. Cambiarlos con frecuencia. No emplear el mismo cepillo para dientes y prótesis, que son especiales.
10.- No se pueden utilizar objetos punzantes, como los palillos para extraer restos de comida.
11.- Los enjuagues bucales -indicados por los especialistas, y sin alcohol- son primordiales.
12.- Las prótesis dentarias se deben limpiar con sumo cuidado.
La mayoría de los pacientes con cáncer de cabeza y cuello son varones con una media de edad de 48 años, con hábitos de tabaco y alcohol y con una higiene buco-dental muy descuidada. Si la zona hospitalaria engloba barrios o distritos económicamente deprimidos, la situación empeora.
Para la doctora Morales Vela “algo estaremos haciendo mal cuando un cáncer de cabeza y cuello se diagnostica en estadios 3 o 4, lo que se traduce en una supervivencia no superior a cinco años. Muchos de estos carcinomas, que aparecen en las mucosas orales, están a la vista”.
“Los especialistas en odontología tenemos que fijarnos en todos los detalles de la cavidad oral, más aún en personas en riesgo neoplásico -fumadores, bebedores-”, alerta.
“Los signos de alarma que refieren los pacientes, como dolor bucal, zonas adormecidas o piezas dentales que se mueven, nos deben hacer sospechar, también, de un cáncer en la cavidad oral… y el diagnóstico precoz será la clave de su calidad y esperanza de vida”, concluye.
Fuente: EFE Salud
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