Por el Doctor Jonathan Bravo, Médico Psiquiatra
El 10 de Septiembre, Día Mundial para la Prevención del Suicidio, se fomentan en todo el mundo compromisos y medidas prácticas para prevenir los suicidios. Cada día hay en promedio casi 3.000 personas que ponen fin a su vida, y al menos 20 personas intentan suicidarse por cada una que lo consigue.
La conducta suicida es definida como una preocupación o acto que intencionalmente inflija un daño o cause la muerte de sí mismo, abarca desde la ideación suicida, pensamiento de muerte, amenaza, gesto suicida, autolesionismo, intento suicida y finalmente el suicidio consumado.
El término suicidio procede del latín, y significa <matarse a sí mismo> es un acto letal que representa el deseo de morir de la persona. Es la principal emergencia para el profesional de la salud mental.
El suicidio constituye un problema de salud pública muy importante pero en gran medida prevenible, que provoca casi la mitad de todas las muertes violentas y se traduce en casi un millón de víctimas al año. Las estimaciones realizadas indican que en 2020 las víctimas podrían ascender a 1,5 millones. La mortalidad global es de 16 por 100 mil habitantes, o una muerte cada 40 segundos, y representa la 3ra causa de muerte en personas de 15-44 años, y la segunda en el grupo de 10-24 años, el sexo masculino es el más afectado.
Factores de riesgo. El comportamiento suicida viene determinado por un gran número de causas complejas, tales como la pobreza, el desempleo, la pérdida de seres queridos, una discusión, la ruptura de relaciones y problemas jurídicos o laborales. Los antecedentes familiares de suicidio, así como el abuso de alcohol y estupefacientes, y los maltratos en la infancia, el aislamiento social y determinados trastornos mentales, como la depresión, esquizofrenia, trastornos de personalidad y ansiedad. Las enfermedades orgánicas y el dolor discapacitante también pueden incrementar el riesgo de suicidio.
Factores de protección. Entre los factores de protección contra el suicidio cabe citar una alta autoestima y unas relaciones sociales ricas, sobre todo con los familiares y amigos, el apoyo social, una relación estable de pareja y las creencias religiosas o espirituales.
El suicidio es un problema complejo, en el que intervienen factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales. Es decir la causa es multifactorial, viene dada por la interacción de estos factores.
Factores psicológicos: Desesperanza, Baja autoestima, Pobre control de impulsos, Pobre control emocional, Poca capacidad de amar a otros y a sí mismo, Necesidades psicológicas frustradas, Desamparo, Elevada agresividad, Constricción de las emociones y del intelecto, Ambivalencia y Dolor psíquico
Factores sociales: Exceso de individualización y falta de integración (suicidio egoísta).
Exceso de integración social y falta de individuación (suicidio altruista)
Ruptura brusca del equilibrio existente entre el sujeto y la sociedad (suicidio anómico).
Excesivo control y reglamentación que limita sustancialmente el porvenir del sujeto (suicidio fatalista).
Factores biológicos: Estos son, la baja concentración del ácido 5 hidroxi-indol-acético en el líquido cefalorraquídeo de los suicidas (serotonina).
Papel de algunas hormonas en la génesis de la depresión y Predisposición genética (herencia).
El tratamiento de las conductas suicida en cualquiera de sus modalidades depende de las causas, y este se puede tratar a través medicamentos (si tiene algún trastorno mental de base) y psicoterapia.
¿Cómo identificar señales de alerta en una persona con riesgo de suicidio?
Avisos verbales
La persona desesperada que piensa en acabar con su vida suele dar señales de que está interiormente pidiendo ayuda. Llega a decir frases como
“No aguanto más”
“Me quiero morir”
“La vida no vale la pena”
“Va a ser mejor para todos sin mí”
“Hubiera sido mejor si no hubiera nacido”
“Mencionar que estaría mejor muerto”
“Todo me sale mal en la vida”
“Tener diálogos de despedidas o hablar de cuando no esté”.
“Quizás no nos volvamos a ver nuevamente”
“Quiero que me recuerden como una persona que a pesar de todo no fue mala”
“No se preocupen que no les daré más molestias”
Esas frases nunca deben ser ignoradas. Hay quien piensa que “una persona que quiere realmente matarse no avisa”. Esta idea es falsa. Quien quiere matarse siempre da una serie de indicios, verbales o no.
Avisos no verbales
• Aislamiento
• Regalar sus pertenencias y dejar notas de despedida.
• Tener comportamientos autodestructivos (ejemplo: tomar alcohol en exceso, hacerse cortaduras en el cuerpo, uso de drogas ilícitas)
• Algún intento en el pasado o en el presente como tomar más dosis de pastillas que le han sido recetadas o de algún otro familiar.
• Síntomas de depresión (ejemplo: falta de energía, pérdida de interés en las cosas que antes disfrutaba, tristeza, pérdida del apetito y de sueño).
El primer paso en la prevención, es conocer las señales de alerta del suicidio. Los indicios de que alguien tiene la intención de quitarse la vida se pueden encontrar a menudo en sus palabras, el comportamiento o estado de ánimo, pero es importante entender que algunas personas pueden ocultar su lucha interior por completo de las personas más cercanas a ellos.
Se considera que la hospitalización controla el riesgo de suicidio, a través de 3 mecanismos:
– Induciendo la mejoría del padecimiento mediante un adecuado tratamiento.
– Reduciendo la disponibilidad de métodos.
– Manteniendo vigilancia continua del comportamiento.
Los programas buscan intervenir a población con alto riesgo suicida, facilitando y aumentando el acceso a los servicios de salud mental, mejorando el diagnóstico y tratamiento, y desarrollando estrategias de educación y cuidado en salud mental.
Éstas son algunas de las formas, de un familiar o allegado de ayudar a una persona que expresa su intención de cometer un suicidio:
Valore la situación seriamente.
Sea directo/a. Hable clara y abiertamente sobre el suicidio.
Exprésale su preocupación.
Muéstrese dispuesto/a a escuchar. Deje que la persona hable de sus
sentimientos.
No los juzgue.
No dé sermones sobre el valor de la vida.
Acérquese y muestre que está disponible.
Demuestre interés y ofrezca su apoyo.
No desafíe a la persona a que lo haga.
Tranquilice a la persona.
No se muestre espantado/a. Eso no hará sino poner distancia entre los dos.
No prometa confidencialidad. Busque ayuda entre sus familiares y personas allegadas.
Explique que hay alternativas disponibles pero no dé consejos fáciles.
Adopte medidas prácticas: retire o controle todos los elementos que puedan suponer un riesgo.
Si es posible, no deje sola a la persona. Evite, sin embargo, situaciones de
excesivo control.
Busque ayuda profesional e informe de si existe algún antecedente familiar de suicidio.
Involucre a otras personas significativas que puedan contribuir a superar esta situación.
El suicidio se puede prevenir con intervenciones oportunas.
Y recuerda, “una alegría compartida es una alegría doble. Una pena compartida es un dolor reducido a la mitad”. Bríndale apoyo a tus familiares y amigos. Anímalos a hablar sobre el estrés y la ansiedad. Si piensas que alguien que amas puede estar necesitando los servicios de prevención del suicidio, haz la llamada a la línea directa de Supervivencia tú mismo, y encuentra la manera de ayudar con un profesional capacitado.
Médico psiquiatra
DAY HOSPITAL SANTO DOMINGO
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