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¿Pueden los desastres afectar tu salud mental?

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SANTO DOMINGO. – En los últimos tiempos hemos sido testigo, ya sea de manera directa o indirecta, de fenómenos naturales como terremotos (ejemplo el caso reciente de México que experimentó un sismo de magnitud 7.1 y dejó varias víctimas mortales y probablemente secuelas en los sobrevivientes), huracanes e inundaciones, como los ocurridos en las islas del Caribe y parte de los Estados Unidos.

 

Por otro lado tenemos los desastres que son manipulados por el hombre, como atentados terroristas y guerras. Cuando ocurren estos fenómenos, los problemas de salud mental y del comportamiento aumentan y requieren de atención en los sobrevivientes durante un periodo más o menos prolongado.

 

Los desastres naturales, siempre producen un impacto en la salud mental de la población comprometida, que es particularmente intenso con los terremotos y huracanes devastadores. Las perturbaciones psicológicas que generan estas circunstancias se expresan ya sea a corto, mediano o largo plazo. Sin embargo, las reacciones naturales inmediatas a la catástrofe tienen un patrón que está determinado por la evolución biológica y diseñada para maximizar la supervivencia individual y colectiva. Así, las reacciones de temor o pánico sólo representan la activación de conductas fisiológicas que tienden a proteger al individuo de la muerte.

 

Se ha observado que las personas de menor desarrollo social constituyen la población más vulnerable y en particular las mujeres y los niños.

 

Durante los primeros momentos o en los días que siguen al desastre, predomina el temor y la angustia. Se altera el ritmo vigilia-sueño, también el apetito y hay clara disminución de la energía.

 

Durante los meses siguientes tanto los sobrevivientes como el personal de rescate experimentan sensación de tristeza, también irritabilidad y frustración. Se desarrollan procesos de duelo que perturban el desempeño de los afectados. En el largo plazo, meses o años después del desastre, la mayor parte de la población retorna a su nivel funcional previo. Sin embargo, algunas personas mantienen síntomas persistentes de estrés.

 

Los trastornos por estrés agudo tienen una intensidad y duración que varía en cada persona, y del grado de exposición a éste. Las personas expuestas pueden experimentar falta de respuesta emocional, sensación de vacío, de irrealidad o de estar en “una nube”, sensación de extrañeza de uno mismo, incapacidad para recordar determinadas partes del suceso traumático (amnesia disociativa), problemas para sentir placer, estado de activación y ansiedad incrementada, problemas para dormir o estar despierto, irritabilidad, estado de alerta, reexperimentación del suceso traumático (Imágenes, pensamientos recurrentes y pesadillas), evitación de lugares y conversaciones o personas que recuerden lo sucedido.

El trastorno de estrés postraumático hace su aparición meses después del evento y comparte los síntomas del estrés agudo, la diferencia radica en la duración de los síntomas, generalmente se asocia al recuerdo continuo de los acontecimientos y a la reexperimentación de la situación vivida, sueños recurrentes y también a la prevención casi obsesiva de situaciones similares o relacionadas con el acontecimiento.

 

El estrés postraumático se asocia con altos niveles de discapacidad social, ocupacional y física, así como costes económicos considerables y altos niveles de los servicios médicos.

 

Por otra parte, el manejo del duelo tiene especial importancia en situaciones de desastres y emergencias, en las cuales frecuentemente se experimentan grandes pérdidas. Es necesario procurar la ayuda psicológica para estas persona en su proceso de duelo, proceso que en general dura entre tres y doce meses, excepto en los casos complicados en que la duración puede ser mayor y requerir la intervención de un psiquiatra.

 

Otros problemas de salud mental que pueden aparecer en situaciones de desastres son: crisis de pánico, depresión, trastornos de ansiedad, abuso y consumo perjudicial de alcohol.

 

¿Cuándo referir a profesionales especialistas?

Cuando el problema o síntoma afecta las actividades de la vida cotidiana, se detectan ideas suicidas, cuando se recurre al consumo y abuso de alcohol, cuando se produce violencia y maltrato hacia las personas de su entorno, cuando después del apoyo emocional realizado y persisten los síntomas por más de un mes.

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